Red Eléctrica repartió 5.400 millones de euros en dividendos en la última década
El gestor del sistema eléctrico, propiedad en un 20% de la SEPI, multiplicó por ocho su retribución a los accionistas, entre ellos Amancio Ortega y Blackrock, entre 2022 y 2024.

Begoña P. Ramírez
Madrid--Actualizado a
Redeia, el grupo en el que se integra Red Eléctrica, el gestor del sistema eléctrico en el punto de mira desde el gran apagón, ha sido un bocado lo bastante apetitoso como para atraer a Amancio Ortega y al fondo de inversión Blackrock a su cartera. Incluso después del cero absoluto del 28 de abril, el dueño de Inditex, que entró en Redeia en 2021, ha aumentado su participación tras comprarle al fondo estadounidense un pequeño paquete de acciones, y se ha convertido en su primer inversor privado. A pesar de su dependencia regulatoria y de las dudas sobre su responsabilidad en el fundido a negro de todo el país, la compañía es un valor seguro, ofrece un dividendo constante a sus accionistas: “Se trata de una inversión de bajo riesgo, de una empresa que no tiene problema de mercado”, resume Jorge Fabra Utray, economista y expresidente de Red Eléctrica.
Pero no sólo constante, sino también generoso. En la última década, ha distribuido 5.394,4 millones de euros entre sus accionistas, de acuerdo con las cifras que publica la compañía en sus informes anuales. Parcialmente privatizada en 1999, el dividendo no ha hecho más que crecer desde entonces. Si en 2002 pagó 64,74 millones de euros, en 2020 alcanzó la cifra récord de 566,77 millones. En cada uno de los últimos cuatro ejercicios ha rozado lo 540 millones, los únicos años en que ha sufrido una ligera bajada. Es decir, desde 2002 hasta 2024 ha multiplicado sus dividendos por ocho.
Semejante reparto ha sido posible porque Redeia no ha dejado de tener beneficios, que también han sido crecientes. Los 95,95 millones de 2002 se transformaron en unos 718 millones de récord en 2019. Sólo el año pasado pegó un bajón del 46%, hasta los 368,4 millones, tras la venta de Hispasat a Indra.
Inversiones
Ya antes del apagón, su plan de inversiones entre 2021 y 2025 sumaba 4.200 millones de euros. El pasado febrero, Redeia presumía del “esfuerzo inversor sin precedentes en la historia de la compañía” alcanzado en 2024: 1.104,9 millones de euros. De esa cantidad, 976,3 millones los ha dedicado al “desarrollo y refuerzo de la red de transporte a través de la construcción de nuevas líneas, subestaciones y renovación de activos”. También destacaba la empresa las mejoras en las interconexiones con Francia y Portugal, a través del Golfo de Bizkaia y con nuevas subestaciones en Galicia.
De hecho, y pese a reconocer que la venta de Hispasat –725 millones de euros– le ha supuesto una minusvalía contable de 137 millones, Redeia mantenía entonces que la operación reforzaba su posición financiera para desplegar la infraestructura planificada hasta 2030 y, por tanto, “la ejecución de un gran volumen de inversiones”.
“En los años 80 y 90 Red Eléctrica era la empresa que más invertía en España”, explica Jorge Fabra, que en esa época presidía la compañía, aún en manos públicas, “lo que le permitió construir una red nacional a partir de las redes privadas de las eléctricas”. Ahora el problema es que, con el cierre de las nucleares y la generación a partir de renovables, aumentarán las solicitudes de conexión a la red, y las cifras previas de inversión podrían quedarse cortas.
Pública o privada
Jorge Fabra no ve problemático que una empresa que él considera pública, aunque sólo el 20% de su capital pertenezca a la SEPI –“proporciona un servicio esencial, sus tarifas las establece el regulador, sus inversiones también las autoriza el regulador, el presidente no ejecutivo lo nombra el Gobierno…”·, enumera–, reparta dividendos de forma tan generosa. “Tampoco que se financie en los mercados internacionales”, destaca, “porque la Constitución deja claro que el Estado es un actor económico como cualquier otro”.
El Gobierno, en cambio, no ha dudado en calificar a Red Eléctrica de “operador privado” e incluso ha abierto un expediente para depurar responsabilidades.
Cuando Pontegadea, la sociedad inversora de Amancio Ortega, entró en el capital de Redeia hace cuatro años, explicó que la operación cumplía los “exigentes criterios” que aplica a todas sus inversiones. “Supone la incorporación a nuestro portfolio de un activo de calidad en el que tenemos vocación de permanencia a largo plazo: una compañía del sector de las infraestructuras energéticas con una adecuada estrategia medioambiental, social y de buen gobierno”. En 2024, Redeia le permitió ingresar 27 millones de euros.

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